lunes, 22 de julio de 2024

OPINIÓN: SOLO SON NIÑOS


Antes, la conspiranoia molaba. Era divertido comentar que tras cualquier acto aparentemente fortuito se ocultaban los tejemanejes de siniestras corporaciones dirigidas por hombres sin rostro cuyo único interés era dominar el mundo, así, sin fruslerías, mientras el ciudadano corriente vivía ajeno a su funesto destino. Hoy se publicita en titulares y es tan poco refinada como una bola de derribo. Tampoco es minoritaria. No sólo es que haya una porción considerable, por ejemplo, de ciudadanos estadounidenses que creen a pie juntillas que Hillary Clinton bebe sangre de bebé y es una adicta al adrenocromo, una substancia que supuestamente se extrae de la adrenalina de niños torturados, es que hay congresistas republicanos para los que es una certeza. También tienen pruebas del “gran reemplazo”, un plan de las “élites globales” para borrar del mapa al hombre blanco al que J.D. Vance, flamante candidato a vicepresidente, da total credibilidad. Que él esté casado y tenga tres hijos con una mujer de origen hindú es una muestra de la elasticidad del discurso conspiranoico. También en España andamos sobrados en el tema y sin importar un pimiento la edad de sus víctimas. Sobre todo si son menores, de tez oscura y han llegado sin acompañantes en un cayuco. Según tipos como Abascal y ese tal Ayoze se dedican a robar y a violar a mujeres. Según otros como Feijóo vienen por un supuesto efecto llamada, no por lo que les ofrece la vida en sus países de origen. Recuerden que estamos hablando de menores que se encuentran muy lejos de su entorno familiar y completamente desprotegidos. Algo huele a podrido en la mente de algunos y la profundidad del racismo que les mueve. 

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