jueves, 6 de junio de 2024

REFLEXIÓN: NORMANDÍA


Han pasado 80 años desde que, el 6 de junio de 1944, 130.000 soldados mayoritariamente norteamericanos, británicos y canadienses desembarcaron en las costas de Normandía y contribuyeron, junto al esfuerzo del Ejército Rojo en el frente oriental, a liberar Europa de la Alemania nazi. Recordar que el segundo día del desembarco había también representación española: era una compañía de combatientes republicanos enrolada en la Segunda División Blindada de la Francia Libre al mando del General Leclerc y conocida como La Nueve. Ya quedan pocos supervivientes de todo aquello. La memoria se extingue. El desembarco en Normandía pertenece a los libros de Historia y a las películas. Y, sin embargo, raramente aquel pasado ha estado tan presente. Como si las imágenes de las batallas en la playa de Omaha y los otros arenales ―el fuego, la sangre, las ruinas y los cementerios― ya no fuesen algo tan remoto y exótico como lo era hace 10, 20 o 30 años. Con la agresión de Rusia a Ucrania, la guerra ―otra vez ruinas y cementerios de soldados, fuego y sangre de nuevo― ha vuelto a Europa. Y hay que tenerlo presente a pocos días de la celebración de unas nuevas elecciones en la UE, porque el odio y la sinrazón que provocaron aquél conflicto también han vuelto y están inoculando su veneno a muchos europeos. 


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