Como esas diminutas
y humildes
flores amarillas
que brotan una vez más
cada mes de mayo
inundando con su modesta
belleza el mundo,
esas flores que pasan
inadvertidas a los ojos
y que jamás poeta
alguno cantó,
como esas flores sencillas
donde encuentro
todo lo que puedo
llamar belleza,
como ellas
tan ligeras y puras,
así me gustaría
que me recordasen
cuando definitivamente
me haya ido.
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