martes, 25 de junio de 2024

REFLEXIÓN: CELEBRACIONES


Taquicardia, temblores, hipersalivación, desorientación, ansiedad, reflejo de huida... En resumen, terror absoluto porque los hay que necesitan crear todo eso para divertirse e incluso no les basta con las hogueras en la noche de San Juan. 

Cada año tengo la esperanza de que podamos ser capaces de albergar algo de empatía en nuestras celebraciones y ser un poquito menos bestias, pero igualmente cada año vuelve la decepción. Nos gusta reventar nuestra soberbia por los aires, para que nadie vaya a pensar que somos poca cosa. Todo a lo bruto y dando mucho miedo. A niñas y niños con trastornos, a mayores mentalmente desconectados de la realidad, a las aves, a perros, a gatos y demás seres que no entienden nada y sufren de lo lindo.

Llega el verano y un montón de verbenas más en este país que consideramos nuestro y hacemos en él lo que nos da la gana sin un mínimo respeto por los que sufren y no pueden defenderse ni tienen derecho a voto. Como en fín de año y cualquier otra celebración que se precie. Porque es una tradición, dicen. Pero no es cierto que sea por eso. Esa realidad viene de la mano de una cruel e infame falta de empatía. 

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