Para la ciencia, el fin del mundo llegaría, más o menos, dentro de 6.000 millones de años. Demasiado optimismo, a mi entender. Porque si seguimos tal y como vamos, en unos cuantos, de la raza humana no quedará sino el recuerdo. ¿Qué será antes, el cambio climático o algún líder político hasta las cejas de testosterona? ¿Putin, Netanyahu, Trump, Kim Jong-un?
¿Qué desastre da más miedo, un gran meteorito, o dos machirulos con corbata, marcando paquete nuclear?
No sé si las cucarachas podrán bailar esta canción insecticida que estamos componiendo sobre el filo de una espada que pende sobre nosotros, que es todo lo contrario que aspirar a la sensatez y el respeto como norma para tener una sociedad menos kafkiana o menos ramdon, como dicen fuera de los libros.
La codicia y la maldad han movido ficha. Jaque al mundo. Ármese quien pueda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario