Digamos que tu y yo
nunca podremos
ganar la carrera
porque para gente
como nosotros
en realidad jamás se acaba.
Tú y yo no podemos
probar el cava
de la victoria
sino nuestra propia sal,
jamás nos subiremos
a un podio
ni escucharemos vítores.
sino ladridos de perros
y nuestra sombra,
nuestra propia sombra,
es la única y desleal
competidora.
Nos hacen creer otra cosa,
pero los que ganan
siempre serán los mismos
porque la competición
está diseñada
para que así sea.
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