He leído por ahí
que los científicos
no saben casi nada
de la luz:
quién la impulsa,
quién la sostiene.
Los científicos,
en este caso,
son como los poetas.
Miran y quedan
fascinados
por el misterio
irresoluble.
Pero ellos no han
aprendido
que es mucho
mejor así,
que la belleza es bella
porque no
se puede explicar;
que el amor es cierto
porque carece de ADN,
y que la vida es vida
porque quizá
no haya nada detrás.
Entonces sí,
sólo en este punto
y sin que sirva
de precedente,
podemos concluir:
la vida es luz.
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