sábado, 16 de marzo de 2024

PINTURA: ALEJANDRA CABALLERO


Pintora de la vida urbana cotidiana, Alejandra Caballero desarrolla una obra marcada por la melancolía, el lirismo y el silencio. Las protagonistas de sus cuadros emanan serenidad, distancia y silencio. Son solitarias que buscan su momento para abstraerse de lo que sucede a su alrededor. Se ausentan del ruido que sufrimos durante el día a día; atesoran la intimidad de su silencio alejadas de todas esas personas que las rodearon en el trabajo y que supusieron la obligación y la tensión. Se encuentran en su santuario, alejadas del trajín vacío, en paz con ellas mismas.


Predominan las escenas íntimas donde el tiempo pasa despacio y los personajes contemplan, reflexionan o son revelados en acciones cotidianas. Como en los recuerdos, lo superfluo es borrado. Destaca la figura femenina en espacios donde la luz y en ocasiones el mar también son protagonistas.


Destaca que la soledad de esas mujeres no es motivo de tristeza, sino de reflexión. Es una oportunidad para asomarnos a ese ser, que a menudo ignoramos, que habita dentro de cada uno y que las prisas y el ruido de la vida ajetreada que llevamos no te permiten oír. Es cuestión de detenerse un instante, de hacer un silencio, de confiar en que la inspiración de la pintora tiene que llegar para sacar a la superficie lo que somos: seres especiales y, a la vez, iguales; seres que nacemos, vivimos y morimos.


Hay quienes comparan la obra de Edward Hopper con la de Alejandra Caballero. Razones no faltan para hacerlo. Ella reconoce que, junto a él, las influencias de otros artistas con inclinación por los interiores, como Vilhelm Hammershøi o Johannes Vermeer, también se palpan en su trabajo

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