sábado, 20 de enero de 2024

REFLEXIÓN: HAN PASADO 50 AÑOS


Alguna vez dijo el poeta Jaime Gil de Biedma que “ahora que de casi todo hace veinte años”, pero su observación ya no sirve. Su ahora funciona de otra manera en el ahora de este momento en que de casi todo hace ya 50 años. El tiempo va demasiado rápido, y de pronto ha pasado medio siglo y ya está: como un parpadeo o un soplido intrascendente. El 11 de septiembre de 1973, un golpe de Estado derrocó a Salvador Allende en Chile. Ese mismo año estalló la guerra de Yom Kipur entre una coalición de países árabes e Israel, y el 20 de noviembre un atentado hizo volar a Carrero Blanco por los aires. En 1971, David Bowie publicó Hunky Dory; Marvin Gaye, What’s Going On; Janis Joplin, Pearl. Las canciones de esos álbumes, incluso para los que llegaron más tarde, todavía siguen vivas, pero lo que sorprende es que después de lo que ha pasado siga influyendo en la política de ahora la Constitución que aprobó la dictadura de Pinochet y que los chilenos no encuentren la manera de quitársela de encima. También está presente ETA en la conversación, y el horror actual en Gaza muestra como si la guerra aquella se repitiera en la misma región con otros ropajes y otros personajes.

Medio siglo ya, y resulta curioso cómo hay cosas de los setenta que se repiten ahora mismo, que suenan igual, que tocan los mismos registros, que riman. Fue entonces, en los setenta, cuando las cuestiones feministas y las reivindicaciones de los ecologistas empezaron a cobrar importancia. Pero también la adquieren esos asesores que trabajan en la sombra, y que colaboran con determinados políticos para que consigan conservar el poder. Las filtraciones a la prensa, la construcción de los relatos, el tejido de mantras y mensajes, el desprestigio de los adversarios: todo eso. Y luego algunos periodistas, esos que de pronto dan el salto y se convierten en funcionarios del poder aunque aparentemente sigan ejerciendo de periodistas. Pero hacen, en buena medida, lo mismo que los asesores. Entonces y ahora, queda la esperanza: Todo depende de las ciudadanas y ciudadanos de a pie y las exigencias que planteen a quienes pretendan representarles. 

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