Acabo de ver el capítulo final de Cuéntame. Es curioso lo que me ha pasado con la serie. Los primeros años fui un espectador habitual porque me veía reflejado un muchas de las cosas que veía en la pantalla. Luego el interés decreció y dejé de verla durante bastante tiempo, pero me he reenganchado a esta última temporada, que ha sido un bonito homenaje a sus personajes y a la propia serie. Este capítulo final ha estado lleno de emociones, con la figura central de esa fantástica abuela que era Herminia, todo un monumento a la sabiduría popular. Y hay que agradecer a los guionistas su esfuerzo por darle un desenlace digno a la historia, que acaba precisamente el mismo día en que la serie vio por primera vez la luz en televisión. Así se cierra el círculo, mostrando la serie su propio nacimiento justo al final del sendero.
Ha sido como reencontrarse con viejos amigos a los que hace tiempo que no ves. Todo ha cambiado, la mayoría de las cosas para mejor, aunque hay algunas que no tanto. Todos y todas estamos más viejos, lucimos las cicatrices que nos ha dejado la vida... Y el futuro es preocupante porque en este país seguimos sin saber reconciliarnos como bien ha terminado haciendo la familia Alcántara. El gran problema de España es que hay una parte cainita que no sabe caminar junto a los demás y apuesta siempre por el enfrentamiento.
Gracias a Cuéntame por recordarnos de dónde venimos y la única manera posible que tenemos para continuar el camino juntos.
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