En el aire se levantan
las falsas estructuras
con las que pretendemos
derrotar al destino.
Aferrarse a ellas
no sirve para nada.
Al fondo espera el final
donde nos adentraremos
cualquier día.
Aquí quedará
todo lo nuestro,
incluido ese cuerpo gastado,
los enseres inútiles,
algunas cartas,
y estos poemas que escribo.
Aquí quedará todo lo que fui,
pero se irá desvaneciendo
en las tinieblas del olvido,
como ocurrió ya una vez
en aquella encrucijada
donde empecé a dejar de ser
quien pude haber sido.
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