viernes, 14 de abril de 2023

REFLEXIÓN: EGOS


Quinientos años antes de la era cristiana los griegos contribuyeron a la perfección del diálogo. No obstante el conglomerado de los palabreros siguió en la trampa de lo categórico. Cada uno quiso imponer su SÍ o su NO con el fin de hacer crecer sus egos. La duda no entró en el tema. Los griegos más sabios de aquella época quedaron consternados. Siguió imponiéndose la idiotez personal sobre la verdad objetiva. El “yo” se convirtió en un egocentrismo despiadado y lo sencillo no fue relevante en la conversación. La tempestad del delirio fue cruel cuando el diálogo se esfumó. Lo admirable de la plática no tuvo destino. El diálogo insustancial se perpetuó prodigioso para ese núcleo de seres alienados por la tiranía de la palabra pueril. 

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