Hay días que no saben
amanecer
no me refiero a días sin sol,
hablo de días sin día.
Sus noches son insectos
que crujen en una hoguera
brillan sus diminutos huesos
brilla nuestro dolor
empujan a dejarlo todo
ordenado sobre la silla,
a quitarnos las gafas
y apagar las luces
del mundo que nos rodea.
Días en que
el asfalto del mundo
parece correr
por nuestras venas,
pero de repente
nos atraviesa el alma
una mirada
de quien amamos
y por un momento
el dolor desaparece
para que todo
vuelva a empezar.
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