Sé que hay gritos
que esquivan
la ley de la gravedad,
y amarrados
en las costuras
de la historia
permanecen suspendidos
en el umbral del tiempo,
como por ejemplo:
El grito de una madre
en la última contracción
que trae a su bebé
al mundo,
el de un ser humano
mientras sufre tortura,
el del reencuentro
de los amantes
tras largo
tiempo separados,
el del pueblo cuando
eleva a los vientos
su ansia de libertad...
Y está también
el grito de la victoria,
porque la derrota
es sinónimo de silencio.
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