Mujer en el baño, inspirada en alguna secuencia sacada de un folletín amoroso, está pintada con un cromatismo elemental de colores primarios, azul, amarillo y rojo, aplicados con los característicos puntos benday. La visión del rostro y las manos de la mujer en el agua, con los perfiles delimitados por unas gruesas líneas negras sobre un fondo blanco, destacan sobre la estática geometría de la pared de azulejos del fondo.
En la década de 1960, Roy Lichtenstein y otros artistas americanos de su generación reaccionaron contra el lenguaje del expresionismo abstracto e iniciaron el movimiento pop. En un momento de expansión y de bonanza económica, en el que los grandes avances de la sociedad habían incorporado una nueva opulencia propia del mundo contemporáneo, estos artistas comenzaron a fijarse en los objetos cotidianos, en los anuncios comerciales y demás productos de la sociedad de consumo, y a utilizarlos como tema en sus obras.
Lichtenstein llevó a cabo su personal retrato de la nueva América con un lenguaje artístico totalmente nuevo: la técnica llamada benday, la trama de puntos estarcidos con la que se imprimían los cómics, inventada en 1879 por Benjamin Day. Al utilizar en su obra las imágenes y las técnicas de las comic strips, el pintor lograba rebelarse contra la textura y el gesto pictórico de sus predecesores abstractos y explorar las complejas conexiones entre el arte y la cultura popular. Las tiras de los cómics, difundidas en millares de copias de periódicos y revistas, no pretendían ser obras de arte sino un modo de comunicar sintéticamente un contenido narrativo que produjera una determinada emoción. En tanto que sus obras son una representación pictórica de una técnica mecánica de impresión, Lichtenstein logró unir las bellas artes y el diseño comercial y, de este modo, desafió las bases en las que se asentaba hasta entonces la pintura al convertir una imagen banal en una obra de arte.
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