Esta obra de Angelo Morbelli (1892), parece más la de un fotógrafo que una pintura. Un documento de la soledad y la vejez: El hospicio Trivulzio.
Tiene como protagonistas a tres figuras que, según algunos críticos, pueden representar al mismo hombre en tres años distintos durante su estancia en el hospicio: El primero representa al anciano cuando esperaba que alguien llegara por él para salir y disfrutar del día de fiesta. El segundo cuando aceptó que, en la vejez, no hay mejor compañía que la cercanía de una ventana. Y el último, ¿está somnoliento o la vida le ha disparado una lenta e invisible munición por la espalda? Pasado, presente y futuro de una misma vejez.
Debido a su interés por los desfavorecidos, Morbelli instaló un pequeño estudio en el hospicio de Trivulzio, sitio en el que retrató la vejez: hombres y mujeres que vivían sus últimos días en un lugar donde pasaban hambre y frío, y donde compartían la luz de las ventanas como se comparte el pan o la sopa: sin esperar placer en ello… solo subsistir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario