Todo es de plástico,
hasta el amor
de acero inoxidable,
vuelto de roca en agua
que me envuelve,
avanza, se retuerce
y desbarata mis huesos
en la arena,
que es de plástico.
Micropartículas
en ondas expansivas
en mares calmos, yermos,
cementerios de peces
y de barbies
que se agarran
a su cuenta del banco
por no ahogarse
en un ciclón
de números de plástico.
Son plástico
la carne y el pescado
de tu mesa,
las historias de instagram,
las fotos, el bótox,
el deseo, el tiempo,
el aire, las letras,
las canciones,
el arte a fuego rápido
y esas botas a juego
con tu bolso.
Flotan agonizantes
en el plástico
los versos que volcaste
en el teclado
de usar y de tirar.
Todo es de plástico,
una epidemia invisible
que crece sin cesar.
Y si te fijas, es plástico
hasta la imagen
que te devuelve tu espejo.
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