El piso del suicida
al que le era imposible
pagar la hipoteca
se lo ha quedado el banco
que tras unas
se lo ha quedado el banco
que tras unas
pequeñas reformas
lo ha vendido a una pareja
con un niño que todavía
lo ha vendido a una pareja
con un niño que todavía
cree en fantasmas.
Cada tarde
al regresar de la escuela,
mientras merienda
al regresar de la escuela,
mientras merienda
un bocadillo
el niño se asoma al balcón
mirando hacia abajo
el niño se asoma al balcón
mirando hacia abajo
y cree ver una marca
de color enrojecido
sobre la acera.
Su madre, intranquila,
le explica cuentos
con finales felices
pero el niño sabe
por los susurros
le explica cuentos
con finales felices
pero el niño sabe
por los susurros
que a veces
atraviesan las paredes
los problemas
de su padre en el trabajo
donde varios compañeros
han sido ya despedidos.
El niño vive asustado
porque la historia
pueda volver a repetirse
y ruega porque las cosas
vuelvan a ser las que eran
cuando aún tenía
un montón de juguetes
sin estrenar.
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