Me gusta ser el hombre
que intenta interpretar
el pasado de la tierra
adentrándome en tus grutas
por si hubieras dejado
alguna prueba
de quién fuimos
antes de esta vida
en la que nacimos juntos.
No me canso de buscar
por si encuentro, quién sabe
si alguna pintura rupestre
esbozada en la pared
o una escultura antiquísima
que haya resistido la erosión
de tantos miles de años
que pasaron hasta
que tú y yo nos encontramos
siendo tú la mujer
que estaba predestinada
para cumplir mis sueños
de arqueólogo del placer
y explorador de la ternura
que busca incansable
a ese nombre tuyo
tan pequeño y frágil
que constantemente resuena
en los oídos de mi alma.
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