En estos labios gastados
he sentido la bravura del mar
y en los ojos el reflejo lunar atado
al pescante herido de la soledad.
En la concavidad de la mano
he visto guijarros de caos
cosiendo los tajos de piel
huida entre las paredes
que me acompañaban en el viaje.
torturadas por el silencio
He sentido de rodillas
la oscuridad orquestal de la vida
y una sinfonía de desconciertos
confinados a un destino
que se indefectiblemente se quebraba.
He experimentado desamores
en el pecho de la culpabilidad,
puñetazos en el rostro
de un amor que se destierra
y los ojos se cansaron de sangrar.
He juntado las manos
suplicando al futuro de la suerte
y sin embargo cada milagro
costaba mil años de trabajo
y levantaba muros al futuro.
Mucho más tarde aconteció
un ramalazo de lucidez
cuando vi tu cuerpo libre
volando sobre mí asombro.
Así sentí y pude creer
que podría querer y ser amado.
Celebro haber presentido
que en la diana de mi corazón
ese tiro no iba a ser errado.
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