lunes, 9 de septiembre de 2013

QUEDARSE



Que placer no cumplir
con las inercias
del obligado regreso
y permanecer
donde siempre
existirá el mar
para el disfrute
de los que a su vera
somos verano
a tiempo completo,
independientemente
del trasiego estacional
y aunque en este
trozo de mundo
se esté próximo
a tejer los colores
tenues del otoño.
Serenidad se respira
al fin por los rincones,
el azul sigue
vistiendo el paisaje,
el aire se hincha
lento y tibio,
a lo lejos algunas
embarcaciones
navegan sin prisa
y en la orilla
las gaviotas conversan
de la vuelta a la calma
tras el paréntesis

agotador de agosto.



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