Asumir un sentido en la vida
que hable de naturalidad
y desnuda armonía.
No responder al azar
pues de convicción se trata
al elaborar un mensaje.
Incorporar algunas
ideas de perfección
en momentos callados
y placenteros.
Saber que una caricia de más
cuesta menos que nada.
Detenerse a veces
para ver cómo transcurre
el curso del tiempo.
Construir momentos,
encuentros, duelos, orgasmos.
Prevenirse del violento
sin amedrentarse en la mirada.
Ser tajante al mandar
al diablo al que lo merece.
Ofrecer compañía cuando
la situación lo requiera.
No convertirse en siervo
de los días de angustia
porque es preferible
ser predicador de lo feliz.
Militar en la sencillez,
en la discrepancia de lo burdo...
Y sobre todo amar
para no morir sin argumentos
de peso en la vida:
Principios simples y claros
para aprender a ser
un ser humano.
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