Los que nada tienen
pasan hambre,
aún malviviendo
en tales condiciones
son capaces de darnos
una lección con su sonrisa...
Pero si nos fijamos
podremos distinguir
los trozos de miseria
que llevan encajonados
entre los dientes.
Alguien debería gritar
a los cuatro vientos
que no son lechuzas
encerradas en la jaula
que no son lechuzas
encerradas en la jaula
que les pende en la mirada.
Alguien debería
darle rienda suelta
a la rebelión que acabe
con el cúmulo incesante
con el cúmulo incesante
de semejantes iniquidades.
Alguien debería
erigirse en la clave
para abrir el candado
herrumbroso
que tranca las puertas
por donde la justicia
pueda penetrar
en la inicua realidad
de tantos seres humanos...
O eso, o la vida tendrá
el sabor de la traición
en cualquier receta
que quiera justificar
a los que lo tienen todo.
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