Me desperté
con unas ganas
enormes de
abrazarte,
y así
recibimos juntos
el primer rayo
de sol
de la mañana.
Y sentí también
que tu piel
no lleva
escritas
las mentiras
del mundo
y que tus labios
y que tus labios
son sede mágica
de lo sensible.
Para
devolverte
de alguna
manera
esos presentes
contigo sólo
puedo
ser tierno y
verdadero,
reconozco que puedes
obrar ese
milagro
dejando
solamente
que te abrace.
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