“Les feuilles mortes
se ramassent à la pelle”,
exponía dolorosamente
Yves Montand
en su hermosísima canción,
pero a veces pienso
que se necesita no una pala
sino una enorme excavadora
para recoger las hojas
muertas que pueblan
los campos de la vida:
prejuicios, manías,
estupideces irracionales,
conversaciones vanas,
palabras huecas
o mensajes importantes
que nunca fuimos
capaces de decir...
También ideas absurdas,
pensamientos limitados,
reflexiones hirientes
que no tienen razón de ser.
Triste reflexión si pensamos
lo sencillo que sería
concebirlo de otra manera...
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