en la soledad de tu cuarto,
embellecida con la piel
que ha modelado para ti
el paso del tiempo
y esperando comenzar
el ansiado idilio con la vida.
Sientes que en algún lugar
te espera ese kilómetro cero
que sea el punto de partida
desde donde experimentar
un alba nueva en el camino
para despertar cada día
con las puertas de tus almas
abiertas de par en par
a experiencias que intuyes
mecidas en el aire que respiras.
La primera tendrá que ver
con un corazón alborotado
y con ansiedades de sentir,
la segunda será esa otra
que no sabes muy bien
cómo explicar y la conservas
hasta que llegue el momento
de aprender a utilizarla.
Puede que aún no lo sepas
pero eres como una estrella
buscando su sitio en el cielo
para alumbrar las noches
por donde ya no transitan
las congojas pretéritas,
porque en este hoy destilas
el hermoso perfume del tiempo
y estás aprendiendo a ornarte
con el sosegado resplandor
que te ilumina la mirada.
Tras la ventana de los años
el viento pasa de largo
llevándose con él
un pasado por lo demás
transido de temores.
Tal vez aún no lo sepas,
pero estás siendo el producto
de una sutil transformación
que hará que te levantes
para elevar el vuelo
con las alas cristalinas
de una mariposa liberada.
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