Me gustaría desear
un buen año a los inocentes
que se esfuerzan
en hacer del tiempo
su mejor aliado
y le dan rienda suelta
aunque los culpables
festejen futuras cuchilladas
para que las esperanzas
se difuminen en el aire
gélido del invierno.
Quiero desearles
sobre todo
capacidad de resistencia
porque las causantes
de sus males
se fundirán como la nieve
en cuanto la primavera
asome su esplendor
solidario por las calles.
Y aprovecho también
para pedirles
que no dejen de llorar
de esa particular manera
en que derraman lágrimas
los que aprenden a reír
y no dejan de hacerlo
para enjugar sus males
con el poder curativo
que les otorga la risa.
1 comentario:
Bonito,bonito y muy real.
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