domingo, 6 de noviembre de 2011

REFLEXIÓN ELECTORAL

‘Los sobrevivientes del Holocausto no estarán con nosotros para siempre, pero el legado de su supervivencia debe subsistir. Debemos preservar sus historias mediante monumentos o mediante la educación, pero fundamentalmente, obrando con decisión para prevenir el genocidio y otros crímenes graves’. (Primo Levi: Si esto es un hombre).

Magnífica la reflexión del gran pensador italiano, luchador antifascista y superviviente de Auschwitz. Deberíamos tenerla presente ahora que estamos de nuevo ante la que se supone gran fiesta democrática, metidos ya de lleno en plena carrera electoral. Más allá de la campaña en sí, vuelven a hacerse presente las preguntas que no dejan de acosarme desde hace años. ¿Qué ha hecho la democracia española por los que sufrieron persecución, exilio, torturas y represión sin medida, en su lucha por reinstaurarla durante los años negros de la dictadura? ¿Dónde están los monumentos a su memoria, cuándo los homenajes a una generación que se nos está yendo cada vez más rapidamente por una simple cuestión de edad?

Más aún... ¿Cómo es posible que a estas alturas aún no hayamos recuperado los restos de los desaparecidos? ¿Cómo es que no se nos cae la cara de vergüenza? ¿Cuál es la razón por la que desde algunos sectores se siguen oponiendo de forma tan radical y con tanto ímpetu a que La Democracia entierre como es debido a los que murieron en su día defendiéndola?

¿Por qué somos así? ¿Cómo pueden argumentarse cuestiones tan lamentables como las que se refieren a no remover el pasado, si estuvo lleno de injusticias y es nuestro deber repararlas?

En todo eso también pienso cuando medito mi voto. Y de manera inmediata se producen unos cuantos descartes respecto a los que se presentan en estas elecciones, porque independientemente de cuestiones ideológicas, jamás podré votar a los que intentan desesperadamente ocultar la verdadera historia reciente de este país debajo de la alfombra y son capaces de dormir tan tranquilos mientras las placas con los nombres de los asesinos aún figuran en nuestras calles y plazas... A eso, cuando menos se le llama hipocresía.

El respeto hacia la generación de españoles que luchó contra el fascismo por toda Europa también es algo de hoy, y deberíamos ser nosotros los que lo instituyéramos para siempre. Pero algunos infames les siguen dando la espalda y pretenden que los pocos supervivientes que aún nos quedan, se nos mueran entre la indiferencia y el olvido. Les confieso que son su memoria y ejemplo los que me han llevado a votar con emoción cada vez que he tenido la oportunidad de hacerlo, a pesar de todas las frustraciones con las que nuestros políticos nos han obsequiado. Tendemos a olvidar que somos unos privilegiados por el simple hecho de poder depositar una papeleta en la urna. El sufrimiento que hay detrás de una cuestión que consideramos tan simple ha sido inmenso. Saber eso puede cambiar nuestra perspectiva sobre muchas cosas...

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