Mañana
ayer
nunca
sin siquiera
saber por qué
voy o vengo
hago o deshago.
Casi como
por inercia.
Inconscientemente.
Los hubo
que intentaron
aprenderme.
No pudieron
o no supieron
cómo ni por qué.
En realidad
ni yo mismo
lo entiendo.
Me callo.
Discurro para mí.
Conmigo.
Despojado
de los demás.
Lo intento.
Hacia atrás
hacia delante.
Pero hoy es
siempre nunca.
Arrojo palabras
al papel.
Y no espantan
a los fantasmas.
Todo llega al punto
del equívoco
permanente
y qué más da
si ya me da igual...
Maldigo
este cuchillo
que nunca acaba
de apuñalar del todo.
Y sigo respirando.
¿Existo?
¿Me sobrevivo?
Nada.
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