Imagen: 'Las lágrimas del poeta', fotografía de Antonio López
Habrá que quitarles
las espoletas a las bombas,
enterrar las pistolas,
destruir los tanques
y echar abajo los muros
de la incomprensión.
Solamente con palabras,
para construir un mundo
sin metralla,
ni sangre inútilmente derramada,
y sin rencores
que eclipsen la bondad de las miradas.
Únicamente palabras
con las que levantar ilusiones
que los traidores no conviertan
en banderas y cruzadas,
que quiebren la armonía de las almas.
La palabra protagonista,
dialogando sin odios,
cimentando puntos de encuentro,
sin el llanto o la muerte
abriéndose paso tras el horizonte.
En la paz de las palabras,
sin la tétrica voz de los cañones
disparando ojo por ojo
para cargar de cruces muertas
los gallos del amanecer.
Necesitamos a las palabras
como protagonistas:
Que se vayan los generales
y los expertos en seleccionar enemigos:
Que tomen de una vez por todas
el relevo los poetas.
las espoletas a las bombas,
enterrar las pistolas,
destruir los tanques
y echar abajo los muros
de la incomprensión.
Solamente con palabras,
para construir un mundo
sin metralla,
ni sangre inútilmente derramada,
y sin rencores
que eclipsen la bondad de las miradas.
Únicamente palabras
con las que levantar ilusiones
que los traidores no conviertan
en banderas y cruzadas,
que quiebren la armonía de las almas.
La palabra protagonista,
dialogando sin odios,
cimentando puntos de encuentro,
sin el llanto o la muerte
abriéndose paso tras el horizonte.
En la paz de las palabras,
sin la tétrica voz de los cañones
disparando ojo por ojo
para cargar de cruces muertas
los gallos del amanecer.
Necesitamos a las palabras
como protagonistas:
Que se vayan los generales
y los expertos en seleccionar enemigos:
Que tomen de una vez por todas
el relevo los poetas.
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