Desde la primera vez que llegó a mis oidos me enamoré de esta canción, una de las más tristes que he escuchado nunca. Construida desde una profunda sensación de soledad, de una pérdida irremediable a consecuencia de nuestros propios errores, el final no deja resquicio a la esperanza. La imagen del protagonista, como un fantasma finalmente abatido y sin consuelo posible en ese sucio vagón de metro es tan poderosa que no nos abandona en mucho tiempo...
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