Me asaltó de repente el deseo de encontrarte en el vestíbulo del cine para saborear el trailer de tus ojos. Pensaba en ti en la oscuridad de la sala, sin poder concentrarme demasiado en lo que se proyectaba en la pantalla, pues ensayaba frases al estilo de heterodoxo detective de cine negro, para estrenarlas en la próxima oportunidad donde tropezáramos. Y al volver a casa, el deseo fue poder encontrarte entre mis sábanas, y que tu aliento empapase mi sed, al beberme a sorbos tiernos tus sueños durante toda la noche...
Fue entonces cuando la radio dio la noticia de la muerte de Paul Newman. De repente la vida te regala esas injusticias, y me di cuenta de que ni siquiera sé si has visto “El buscavidas”, “El golpe”, o “Dos hombres y un destino”. Aunque si mal no recuerdo, creo que disfrutamos juntos “Camino a Perdición” poco antes de que también iniciáramos un viaje por separado, en el que durante la despedida, tu voz y tu sonrisa se me escaparon como pájaros por la ventana. Ahí, en el fondo del armario, se me ha ocurrido dejar colgada aquella camisa que tanto te gustaba, en donde se conservan todas tus miradas.
No fue este un guión con final feliz. Llegó un día en que no podía encenderte la llama fría de los labios, y me era imposible apagarte la tristeza en el semblante. Ahora el curso del tiempo se vuelve ficticio ante la fragilidad de este presente en que persiste la memoria, la ausencia crece como un tumor mientras las tardes agonizan y la tierra está llena de figurantes tan irreales como yo mismo...
Fue entonces cuando la radio dio la noticia de la muerte de Paul Newman. De repente la vida te regala esas injusticias, y me di cuenta de que ni siquiera sé si has visto “El buscavidas”, “El golpe”, o “Dos hombres y un destino”. Aunque si mal no recuerdo, creo que disfrutamos juntos “Camino a Perdición” poco antes de que también iniciáramos un viaje por separado, en el que durante la despedida, tu voz y tu sonrisa se me escaparon como pájaros por la ventana. Ahí, en el fondo del armario, se me ha ocurrido dejar colgada aquella camisa que tanto te gustaba, en donde se conservan todas tus miradas.
No fue este un guión con final feliz. Llegó un día en que no podía encenderte la llama fría de los labios, y me era imposible apagarte la tristeza en el semblante. Ahora el curso del tiempo se vuelve ficticio ante la fragilidad de este presente en que persiste la memoria, la ausencia crece como un tumor mientras las tardes agonizan y la tierra está llena de figurantes tan irreales como yo mismo...
1 comentario:
la ausencia crece como un tumor mientras las tardes agonizan y la tierra está llena de figurantes tan irreales como yo mismo...
wow! que golpe final tan intenso...
... muchos besos paqui para vos q te quiero igual q siempre...
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