Se queman las islas y algo se desgarra por dentro. La pesadilla no cesa de crecer. La imagen que teníamos ayer era la del incendio en Gran Canaria, el fuego destrozando sus montes, penetrando en los pueblos, obligando a desalojar a sus habitantes, incluso a los animales de un zoológico del sur: Mogán, San Bartolomé de Tirajana, los invernaderos de La Aldea, Tasarte... El pinar arde y con él se convierte en cenizas el corazón de la isla hermana.
Y saltó la otra noticia: Conato de incendio en la zona norte de Tenerife que se propaga a una velocidad vertiginosa por la acción conjunta del calor y el viento. Afecta a la Corona Forestal, la mayor reserva de pinar de las islas. El estupor casi nos paraliza. El cielo se cubre de oscuro y un resplandor rojizo domina el horizonte. Comienzan también aquí los desalojos de vecinos. En pocas horas, ya son diez los municipios afectados y aunque se lucha para impedir que el incendio salte a la vertiente sur, hay pocas esperanzas de lograrlo.
¿Cómo puede estar sucediendo esto? Los rumores corren, se confirman las noticias: Parecen ser provocados: El de Gran Canaria, por un agente forestal al que se le acababa el contrato y decidió por su cuenta crear las condiciones para que le renovaran. Ni siquiera ha sido por maldad, pero asombra el grado tal de estupidez a que puede llegar un ser humano. En Tenerife, todo indica que tampoco ha sido casual, aunque aún no ha habido tiempo sino para comenzar la lucha contra el fuego.
La esperanza de los canarios está en el poder de nuestros pinos para sobrevivir a los incendios, pero ¿y el resto de la flora? ¿Y los animales? ¿Qué habrá sido de ellos? Están siendo arrasadas las zonas más puras de estas islas. Le hemos dado la bienvenida al infierno y un nudo de indignación, vergüenza y tristeza se hace un hueco en el estómago, entre la humareda de esta noche empapada en sudor, desesperación y lágrimas. La predicción para hoy, con temperaturas altas y vientos entre fuertes y moderados no perfilan elementos para la esperanza... Escribir hoy sobre cualquier otra cosa es imposible.
Y saltó la otra noticia: Conato de incendio en la zona norte de Tenerife que se propaga a una velocidad vertiginosa por la acción conjunta del calor y el viento. Afecta a la Corona Forestal, la mayor reserva de pinar de las islas. El estupor casi nos paraliza. El cielo se cubre de oscuro y un resplandor rojizo domina el horizonte. Comienzan también aquí los desalojos de vecinos. En pocas horas, ya son diez los municipios afectados y aunque se lucha para impedir que el incendio salte a la vertiente sur, hay pocas esperanzas de lograrlo.
¿Cómo puede estar sucediendo esto? Los rumores corren, se confirman las noticias: Parecen ser provocados: El de Gran Canaria, por un agente forestal al que se le acababa el contrato y decidió por su cuenta crear las condiciones para que le renovaran. Ni siquiera ha sido por maldad, pero asombra el grado tal de estupidez a que puede llegar un ser humano. En Tenerife, todo indica que tampoco ha sido casual, aunque aún no ha habido tiempo sino para comenzar la lucha contra el fuego.
La esperanza de los canarios está en el poder de nuestros pinos para sobrevivir a los incendios, pero ¿y el resto de la flora? ¿Y los animales? ¿Qué habrá sido de ellos? Están siendo arrasadas las zonas más puras de estas islas. Le hemos dado la bienvenida al infierno y un nudo de indignación, vergüenza y tristeza se hace un hueco en el estómago, entre la humareda de esta noche empapada en sudor, desesperación y lágrimas. La predicción para hoy, con temperaturas altas y vientos entre fuertes y moderados no perfilan elementos para la esperanza... Escribir hoy sobre cualquier otra cosa es imposible.
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