La historia de la emigración canaria a América forma parte consustancial a la propia historia de las islas. De tal manera es así, que en buena parte ayuda a entender la idiosincrasia y la forma de ser y sentir del canario. Siempre, desde los primeros años posteriores a la conquista, los canarios hemos mirado a al continente americano, casi una extensión del propio archipiélago. En esta larga relación de siglos hay incluso un lugar para la mayor tragedia que ha sufrido la marina mercante española: El hundimiento del que muchos han llegado a denominar “El Titanic de la Emigración Canaria”. Durante la noche del 9 al 10 de septiembre de 191, sorprendido en aguas de la provincia cubana de Matanzas por un ciclón y ante la imposibilidad de entrar en la bahía de La Habana, el vapor Valbanera hubo de salir amar abierto a enfrentarse con su destino. Se hundió en aguas del Estrecho de La Florida con unas 500 personas a bordo (casi en su totalidad canarios), entre tripulantes y pasajeros.
El Valbanera, propiedad de la naviera Pinillos, hacía el trayecto de la línea regular entre España y Cuba. Había sido construido en 1906 con la doble función de transportar pasajeros y mercancías y para realizar viajes ínteratlánticos. Tenía una capacidad para 1.200 pasajeros, que se distribuían en cuatro clases: Primera, Segunda, Tercera y Emigrante. De las condiciones en que se viajaba en esta última categoría puede ser ejemplo el que el mismo barco fuera causa de un escándalo periodístico dos meses antes de su hundimiento, al arribar al Puerto de Las Palmas con 1.600 pasajeros cuando sólo tenía 500 camarotes. Los canarios que regresaban a las islas habían pagado por el pasaje cantidades que oscilaban entre las 300 y 500 pesetas. La falta de camarotes obligó a que casi 1.500 personas viajaran en cubierta durante catorce días con alimentación insuficiente y soportando las inclemencias del tiempo. Se desató una terrible epidemia de gripe y treinta cadáveres fueron arrojados por la borda durante la travesía. La indignación popular ante el testimonio de los pasajeros llegó a tal punto que se intentó linchar al capitán del barco.
En cuanto al viaje que nos ocupa, comenzó en el puerto de Barcelona, haciendo diversas escalas hasta llegar a Canarias, donde tocó puerto en Gran Canaria, Tenerife y La Palma. desde ésta última partió a cruzar el Atlántico a encontrarse con la historia.
Emigrantes embarcando en el Puerto de Santa Cruz de TenerifeEl Valbanera, propiedad de la naviera Pinillos, hacía el trayecto de la línea regular entre España y Cuba. Había sido construido en 1906 con la doble función de transportar pasajeros y mercancías y para realizar viajes ínteratlánticos. Tenía una capacidad para 1.200 pasajeros, que se distribuían en cuatro clases: Primera, Segunda, Tercera y Emigrante. De las condiciones en que se viajaba en esta última categoría puede ser ejemplo el que el mismo barco fuera causa de un escándalo periodístico dos meses antes de su hundimiento, al arribar al Puerto de Las Palmas con 1.600 pasajeros cuando sólo tenía 500 camarotes. Los canarios que regresaban a las islas habían pagado por el pasaje cantidades que oscilaban entre las 300 y 500 pesetas. La falta de camarotes obligó a que casi 1.500 personas viajaran en cubierta durante catorce días con alimentación insuficiente y soportando las inclemencias del tiempo. Se desató una terrible epidemia de gripe y treinta cadáveres fueron arrojados por la borda durante la travesía. La indignación popular ante el testimonio de los pasajeros llegó a tal punto que se intentó linchar al capitán del barco.
En cuanto al viaje que nos ocupa, comenzó en el puerto de Barcelona, haciendo diversas escalas hasta llegar a Canarias, donde tocó puerto en Gran Canaria, Tenerife y La Palma. desde ésta última partió a cruzar el Atlántico a encontrarse con la historia.
Iban a bordo 1.230 personas, 88 tripulantes y 1.142 viajeros. Cuenta la leyenda que mientras el buque reviraba en el puerto de Santa Cruz de La Palma, perdió uno de sus anclas. Un negro presagio para los supersticiosos marineros.
Tras haber hecho escala en San Juan de Puerto Rico, arriba el 5 de septiembre a Santiago de Cuba y es aquí precisamente donde comienza el misterio que envuelve el naufragio del vapor. La mayor parte del pasaje tenía billete para La Habana. Sin embargo, 742 pasajeros decidieron desembarcar en Santiago. Es evidente que esta decisión salvó sus vidas. El por qué de este desembarque masivo es un misterio. El mismo día 5 zarpa el buque rumbo a La Habana, con 488 personas a bordo, aunque se supone que podían haber más, ya que solían siempre haber más pasajeros de los que se recogían en las listas oficiales ¿Conocía el capitán la formación de un ciclón en el Golfo? Es una pregunta que probablemente quedará para siempre sin respuesta.
La Habana, primeras horas de la noche del 9 de septiembre de 1919. El viento huracanado procedente del Golfo había estado castigando las callejuelas de la capital cubana durante toda la tarde. Los negros nubarrones que descargaban sin descanso trombas de agua sobre la ciudad hacían que los capitanes de los buques atracados en los muelles sintiesen una punzada de inquietud, dudando entre si sus vapores se encontraban al abrigo de un puerto o si acabarían varados sobre los muelles. Los pasajeros de uno de estos buques, el Montevideo, no daban crédito a sus oídos cuando entre los aullidos del viento escucharon el desesperado bramido de la sirena de un vapor pidiendo ayuda del práctico.
Algunos alcanzaron a distinguir las luces de una lámpara enviando señales en morse... A pesar que desde el atardecer había sido encendida la señal que indicaba que el puerto se encontraba cerrado, tres luces rojas dispuestas verticalmente, los vigías encendieron una nueva señal: tres luces en línea vertical, blanca la superior y verdes las inferiores: "el estado de la barra no permite salir al práctico", probablemente la última señal que hubieran deseado ver aquella noche desde el buque. Lacónicamente el capitán del desconocido vapor indicó por señales que intentarían capear el temporal en alta mar. Lenta, imponentemente, el buque fue virando, arrumbando hacia el norte entre las gigantescas olas que se estrellaban contra los acantilados. En pocos minutos sus luces se perdieron entre la lluvia y los rociones de agua de mar. Se supone que se trataba del Valbanera.
Tras haber hecho escala en San Juan de Puerto Rico, arriba el 5 de septiembre a Santiago de Cuba y es aquí precisamente donde comienza el misterio que envuelve el naufragio del vapor. La mayor parte del pasaje tenía billete para La Habana. Sin embargo, 742 pasajeros decidieron desembarcar en Santiago. Es evidente que esta decisión salvó sus vidas. El por qué de este desembarque masivo es un misterio. El mismo día 5 zarpa el buque rumbo a La Habana, con 488 personas a bordo, aunque se supone que podían haber más, ya que solían siempre haber más pasajeros de los que se recogían en las listas oficiales ¿Conocía el capitán la formación de un ciclón en el Golfo? Es una pregunta que probablemente quedará para siempre sin respuesta.
La Habana, primeras horas de la noche del 9 de septiembre de 1919. El viento huracanado procedente del Golfo había estado castigando las callejuelas de la capital cubana durante toda la tarde. Los negros nubarrones que descargaban sin descanso trombas de agua sobre la ciudad hacían que los capitanes de los buques atracados en los muelles sintiesen una punzada de inquietud, dudando entre si sus vapores se encontraban al abrigo de un puerto o si acabarían varados sobre los muelles. Los pasajeros de uno de estos buques, el Montevideo, no daban crédito a sus oídos cuando entre los aullidos del viento escucharon el desesperado bramido de la sirena de un vapor pidiendo ayuda del práctico.
Algunos alcanzaron a distinguir las luces de una lámpara enviando señales en morse... A pesar que desde el atardecer había sido encendida la señal que indicaba que el puerto se encontraba cerrado, tres luces rojas dispuestas verticalmente, los vigías encendieron una nueva señal: tres luces en línea vertical, blanca la superior y verdes las inferiores: "el estado de la barra no permite salir al práctico", probablemente la última señal que hubieran deseado ver aquella noche desde el buque. Lacónicamente el capitán del desconocido vapor indicó por señales que intentarían capear el temporal en alta mar. Lenta, imponentemente, el buque fue virando, arrumbando hacia el norte entre las gigantescas olas que se estrellaban contra los acantilados. En pocos minutos sus luces se perdieron entre la lluvia y los rociones de agua de mar. Se supone que se trataba del Valbanera.
Restos del buque
En una semana se propagó por todo el Caribe la noticia: el Valbanera había desaparecido. Se inició una búsqueda frenética del vapor y de las casi 500 personas que en él viajaban. El día 19, el cazasubmarinos de la US Navy US SC 203 pone rumbo al bajo de Rebecca. A unas 5 millas al este, se encuentra una zona denominada Half Moon, el Bajo de la Media Luna. El comandante vislumbra algo que sobresale del mar en el límite occidental del bajo. Inmediatamente enfoca sus prismáticos y lo que ve le deja atónito. Del agua sobresale el palo trinquete de un vapor y dos pescantes de botes salvavidas. Tras casi diez días de búsqueda, el Valbanera había sido encontrado.
Comienza entonces la leyenda del Valbanera, el hito trágico de la emigración canaria hacia el sueño antillano. Esta especie de ‘Titanic’ de los pobres en el que historia y mito se entremezclan en la memoria colectiva de los canarios. Hasta tal punto ha sido así, que un romance popular se hace eco de la tragedia:
De Málaga el día trece
salió el vapor ValbaneraComienza entonces la leyenda del Valbanera, el hito trágico de la emigración canaria hacia el sueño antillano. Esta especie de ‘Titanic’ de los pobres en el que historia y mito se entremezclan en la memoria colectiva de los canarios. Hasta tal punto ha sido así, que un romance popular se hace eco de la tragedia:
De Málaga el día trece
emprendiendo su carrera
como hizo varias veces.
Tranquilo en el mar se mete
y toma su dirección
para hacer escalafón
a Puerto Rico y Canarias
sin ideas temerarias
de su negra situación.
El día doce salió
de Santa Cruz de La Palma
con tranquilidad y con calma
hasta Santiago llegó.
Allí se desembarcó
todo el que lo deseaba,
el que a bordo se quedaba
para La Habana marchar
sin poder adivinar
la suerte que le aguardaba.
No fue el vapor a La Habana
porque en su fatal destino
fue envuelto en un torbellino
en la costa floridiana.
No pudo la fuerza humana
detenerlo en su carrera,
porque parece que era
que el destino lo llevaba
donde parece que estaba
la tumba del Valbanera.
Causa horror y causa espanto
en la ciudad Habanera
la nota que el Valbanera
no llega ni por encanto.
Todo el pueblo está en llanto
y es muy justo este dolor
al no llegar el vapor
por el puerto de La Habana
la cosa no es de jarana
tengamos piedad y amor.
Un vapor tan importante
cuando a Santiago llegó
de a bordo se desertó
uno de sus tripulantes.
Ese ser tiene constante
un santo en su cabecera
y le dijo que no fuera,
que midiera bien sus pasos,
que iba a sufrir un fracaso
el correo Valbanera.
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