Ya no hay verbos capaces
de conjugar las culpas del presente.
las fuerzas se hacen pocas
para patear este asfalto
tan repleto de espectros.
Implantes mediáticos
adormecen las conciencias
y la libertad anda perdida
en aras de arcanos intereses.
Les conozco. Sus disfraces
no pueden ocultar la mediocridad:
Pueden distinguirse claramente
el papanatismo y la opresión,
la realidad secuestrada,
la pérdida de señas de identidad.
Se opta por mantener la distancia,
para no mirar, para no culparse.
Y en los hipermercados, la gente
empuja contenta sus propios ataúdes.
Los valores cotizan a la baja,
brilla el becerro de oro,
prima el desconcierto,
no quedan adjetivos que soporten
las incógnitas de este tiempo.
Se me agotan los puntos y las comas
porque las lágrimas resbalan,
no importa en qué idioma:
Siguen siendo húmedas,
pero los sueños se acortan.
Quizás yo tampoco sea mejor,
pero desde mi pequeño rincón
enmudezco, se quiebra mi voz,
procuro que mi ser aún tiemble
con el florecer de los jardines
y el esfuerzo de algunos locos
por compartir su solidaridad.
Siempre quedará la esperanza
de que el amor nos roce al pasar,
y una pequeña y dulce arritmia
nos despierte el corazón.
de conjugar las culpas del presente.
las fuerzas se hacen pocas
para patear este asfalto
tan repleto de espectros.
Implantes mediáticos
adormecen las conciencias
y la libertad anda perdida
en aras de arcanos intereses.
Les conozco. Sus disfraces
no pueden ocultar la mediocridad:
Pueden distinguirse claramente
el papanatismo y la opresión,
la realidad secuestrada,
la pérdida de señas de identidad.
Se opta por mantener la distancia,
para no mirar, para no culparse.
Y en los hipermercados, la gente
empuja contenta sus propios ataúdes.
Los valores cotizan a la baja,
brilla el becerro de oro,
prima el desconcierto,
no quedan adjetivos que soporten
las incógnitas de este tiempo.
Se me agotan los puntos y las comas
porque las lágrimas resbalan,
no importa en qué idioma:
Siguen siendo húmedas,
pero los sueños se acortan.
Quizás yo tampoco sea mejor,
pero desde mi pequeño rincón
enmudezco, se quiebra mi voz,
procuro que mi ser aún tiemble
con el florecer de los jardines
y el esfuerzo de algunos locos
por compartir su solidaridad.
Siempre quedará la esperanza
de que el amor nos roce al pasar,
y una pequeña y dulce arritmia
nos despierte el corazón.
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