domingo, 19 de abril de 2015

SETECIENTOS







En cuanto tuvimos oportunidad
hicimos lo que habíamos previsto:
Doblar los pensamientos y la ropa,
guardar en su sitio cada cosa
cerrar las ventanas y abrir los ojos
para huir lo más lejos posible.
Desde lejos contemplamos
como volvían a llover las bombas
y a silbar las balas
estrujando los últimos jardines
pateando los nidos de gorriones
acribillando animales y personas
con estruendos enormes
que dañaban los oídos.
Nos fuimos sin mirar atrás,
abriendo profundos agujeros
en la esperanza de vivir
haciendo temblar los sueños
y provocando heridas en la sombra.
Nos habían hablado de un barco
que podría ser la salvación
lejos de una tierra rezumando
la sangre que por los cuatro costados
derraman los inocentes.
Y desaparecimos en el fondo
de este mar milenario
que fue cuna de civilizaciones
y hoy acoge los despojos
de lo que quisimos ser y no pudimos.






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