domingo, 18 de diciembre de 2011

DESPEDIDA



A ver si me salen las cuentas,
para que nos entendamos:
Si el resultando de este bosquejo
se obtiene añadiendo
las veces que tu voz
me ha acompañado
a las que he conseguido
admirarte sobre un escenario,
la verdad es que resulta hermosa
la relación que mantuvimos
a pesar de que nunca
supiste de mi existencia.
Eras matemática infalible
para que alrededor tuyo
vibrara un canto a la esperanza,
a pesar del sufrimiento
que tanto te lastimó en la vida.
Incluso cuando creíste restar
estabas sumando
susurrantes soplos de felicidad,
bríos de sonrisas
e impresiones que trascienden
las suertes del cariño
hasta más allá del infinito,
el punto y seguido donde tu parte
se enredó en la admiración
de los que te idolatramos.
Y en la hora de tu partida
ocurre lo más extraño e inverosímil
que imaginarse pueda,
porque descubrimos que tu arte
perdurará incluso por encima
de las jugarretas de la muerte,
que jamás conseguirá aplacar
el amor que te profesamos.


A Cesária Evora, la voz de los pies descalzos en la hora de la despedida 

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