dos sexos se buscan
como olas que navegan
sobre el lecho de la noche.
Palpitando oscuridades
la fuerza de la marea
engrandece pasiones
y las extiende por la orilla.
Las penumbras
se llenan de susurros,
suenan músicas de amor
en la espuma de las sábanas.
El amanecer descubre
dos cuerpos abrazados,
y los restos de la tormenta
son granos de arena
diseminados por la cama.
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