miércoles, 2 de mayo de 2007

POETA LOCO


Ya que los cuerdos hablan tanto,
también puede hacerlo un poeta algo tocado.
Es alguien que adora su demencia,
mucho más que esos juiciosos mortales
a todas sus posesiones y hogares tranquilos.
Un perturbado que detesta la cordura,
que ha renunciado a catalogar a las personas
y aprendido que los corazones solitarios
también saben sonreír cuando les toca.
Un día, cuando la fruta madura caiga
y los pobres tengan los bolsillos llenos,
también sabrá celebrarlo como se merece
aunque él pueda seguir igual de hambriento.

Es un pobre chiflado en el límite de la certidumbre
sobre donde está realmente lo positivo de la vida.
Pero su alma desprecia a los líderes de opinión,
no soporta a los que interpretan a los dioses,
y es enemigo acérrimo de todos aquellos
que siempre están seguros de su verdad.
Sabe que hay que derramarse en este momento,
porque el mañana puede no estar o no llegar nunca.
Un triste perturbado que adora soñar con fuerza,
en la seguridad de que esa será la única fe
que otorgue decencia a sus pensamientos y sus actos.
Pretende, en suma, ser un hombre bueno,
aunque muy pocas veces haya podido conseguirlo.

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