Los violines de Verlaine.
Los soñados caminos
de la tarde,
de don Antonio Machado.
El olor a campo mojado.
Un viejo aroma a lápices
y a cuadernos que llega
a través de la memoria.
El cielo gris,
el frío mañanero.
El viento entre los árboles.
La caricia de la lluvia.
La tristeza sin causa.
La soledad sonora.
La noche,
cada vez más oscura
a pesar
de la iluminación navideña.
Y más larga.
Un antiguo blues
que te devuelve
tus quince años.
Toda tu vida
en imágenes,
que acuden
atropelladamente
como una película
mal montada…
Ha llegado el invierno,
tus huesos lo saben.

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