Una dama escribe una carta con su sirvienta es una escena de género barroca del pintor neerlandés Johannes Vermeer realizada entre 1670 y 1671. La obra muestra a una mujer de clase media que se encuentra escribiendo una carta mientras su sirvienta mira por la ventana.
En un primer plano, situando entre el espectador y la mesa una silla como era frecuente en el maestro de Delft, nos encontramos con la señora de la casa, afanada en la escritura. La mesa se cubre con un rico tapiz oriental y sobre él podemos observar ligeramente la escribanía de plata, mientras que a los pies de la silla se aprecian el precinto y el sello. La criada está en un prudente segundo plano, con los brazos cruzados, dirigiendo su mirada hacia la ventana donde se reproduce un irreconocible motivo iconográfico que los expertos identifican con la Templanza. En la pared del fondo se exhibe un lienzo con el tema de la salvación de Moisés en el Nilo, aludiendo a la práctica habitual de abandonar niños no deseados.
Ambos elementos simbólicos indicarían que estamos ante una relación extraconyugal contra la que las autoridades intentaban luchar, utilizando incluso los cuadros como instrumento pedagógico. En cuanto al estilo, Vermeer gusta de utilizar un potente foco de luz procedente de la izquierda, en sintonía con los trabajos de Caravaggio, creando una atmósfera envolvente que resalta los brillos de las tonalidades, acercándose así a la escuela veneciana y a Rembrandt. La ubicación de los diferentes elementos en planos paralelos al espectador y la bicromía de las baldosas serán técnicas habitualmente utilizadas por el maestro de Delft para crear la sensación de perspectiva. El color se aplica de manera “puntillista”, repartiendo de forma chispeante la luz por toda la superficie pictórica.
El trabajo de Vermeer muestra un nivel sin precedentes de dominio artístico en su ilusión de la realidad. Las figuras que emplea a menudo son silenciosas e inactivas, lo que contribuye a la atmósfera solemne y misteriosa de sus pinturas. La obra expone muchas características de las obras de Vermeer, como su obsesión con el eje interior/exterior de los espacios, los suelos con baldosas, los vestidos, marcos de ventanas, la pintura de las paredes y la geometría.
El aumento del nivel intelectual en la Holanda del Barroco permitiría que un amplio número de mujeres pertenecientes a la burguesía aprendieran a leer y escribir, plasmando así sus sentimientos en papel. Las cartas amatorias provocarían importantes controversias jurídicas ya que se hacía necesario aclarar si implicaban adulterio o compromiso matrimonial, al comprobarse la culpabilidad de quien las escribía. Vermeer no dudaría en incorporar la temática amorosa y especialmente la relacionada con las cartas, en un buen número de sus escenas de género. Uno no puede dejar de preguntarse si esta segunda obra no será una continuación, en la que la protagonista recibe la respuesta a su carta inicial.


No hay comentarios:
Publicar un comentario