viernes, 5 de diciembre de 2025

OPINIÓN: REPRESIÓN DEL ANTIMILITARISMO


La Ley Mordaza se sigue aplicando para restringir los derechos básicos de los ciudadanos en materia de libertad de expresión y manifestación. La Delegación del Gobierno en Canarias ha impuesto una multa de 601 euros cada uno a ocho activistas de ADNV-Acción Antimilitarista.MOC tras una denuncia de la guardia civil por una acción directa no violenta realizada el pasado mes de junio en el transcurso de una exhibición de armamento en el Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria, consistente en la exposición y la manipulación de armas por parte de los visitantes con zonas especialmente dedicadas a la infancia. Como acto de denuncia, los activistas se limitaron a rociarse con pintura roja y se tiraron al suelo, simulando haber sido víctimas de un tiroteo. 

El dato  de la multa no es baladí, si tenemos en cuenta que se produce en un tiempo de exhaltación de lo bélico y creciente militarización de los espacios civiles. Los ciudadanos estamos siendo bombardeados -nunca mejor dicho- por una reiteración de actos de carácter militar, que van mucho más allá de la celebración del Día de las Fuerzas Armadas: cuando no hay maniobras, tenemos exhibiciones. 

En este clima, multar a quienes tienen la osadía de denunciar las consecuencias del belicismo, pintando sus cuerpos de rojo en las protestas, no puede entenderse más que como un mensaje de amedrantamiento. Este ánimo de acallar cualquier manifestación crítica contra lo Militar recuerda a la que vivimos a principios de la democracia respecto a la Monarquía. Mientras el Rey hacía de las suyas, tal y como difunde ahora alegremente, el país estaba bien calladito. Otro gallo habría cantado si no hubiéramos consentido esa vergonzante autocensura nacional.

Ahora, el militarismo se expande por Europa debido al peligro ruso y a las locuras y estupideces de un ególatra iluminado como Donal Trump. Algunos países reintroducen el Servicio Militar Obligatorio y el negocio armamentístico reluce en todo su esplendor. En este clima, es imperativo que el sistema democrático asegure y proteja el derecho de una minoría de ciudadanos a manifestar su oposición y difundir unos postulados no violentos. Hace 50 años se encarcelaba a los objetores de conciencia que se negaban a hacer la mili, que aún hoy se siga reprimiendo el antimilitarismo dice muy poco de nuestros supuestos avances democráticos. 

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