y anduve a la deriva...
¿Cuánto tiempo duró
esa peregrinación
a ninguna parte,
con el motor apagado,
sin impulso ni gobierno,
sin dirección?
Me recuerdo
leyendo neones
a la vera de avenidas
desiertas.
¿Cómo pudo
lloverme encima
todo este cansancio?
¿Cómo pudo acumularse,
quedar ahí toda la vida?
Sacudo la cabeza
como un pino.
El agua no se va.

No hay comentarios:
Publicar un comentario