Si encierras a un grupo
de pulgas en un frasco,
las dejas ahí durante horas
y luego abres la tapa,
las pulgas se quedan en el frasco.
No porque estén muertas
o porque hayan
dejado de saltar
sino porque han asumido
que no pueden saltar más
que la altura del frasco
aunque antes pudiesen.
Al sacarlas del frasco
siguen saltando
a la misma altura
al pasar varias horas
al pasar varias semanas,
siguen igual
durante el resto de su vida
saltando a la altura del frasco.
Unas horas pocas bastan
para convencer a las pulgas
para hacer que se rindan
y cuando esas pulgas
tienen hijos
sus hijos aprenden
a saltar mirándolas
y los hijos saltan también
durante toda su vida
a la altura del frasco
y los hijos de esos hijos
y los hijos de esos hijos...
Saltarán para siempre
a la misma altura
pese a no haber estado
nunca en un frasco.
Por eso hay algunas pulgas
que saltan mucho
y otras que no tanto.

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