jueves, 23 de octubre de 2025

PINTURA: CHAGALL


Le Père es un retrato raro y dinámico que representa la transición del artista de un estudiante de arte en San Petersburgo a una de las figuras definitorias del Modernismo europeo. 

Durante el invierno de 1911-1912, Chagall se mudó a La Ruche, una comuna de artistas en las afueras de Montparnasse. Las obras que creó durante los siguientes tres años se encuentran entre las más populares de su carrera, con sus retratos de particular importancia. A lo largo de su vida, Chagall revitalizó las tradiciones heredadas del retrato. Pintó retratos fantásticos y de ensueño de amantes, figuras religiosas, aldeanos y su amada familia a lo largo de su carrera de siete décadas. Le Père es un retrato íntimo de Zachar, el padre del artista, un hombre tranquilo y tímido que pasó toda su vida trabajando en una misma labor manual. Un retrato así es raro en la obra de Chagall. Lejos de los símbolos generalizados de amantes que dominaron gran parte de sus pinturas posteriores, esta obra temprana es una descripción sorprendentemente personal y sincera.

El primer propietario de esta pintura, David Cender, fue un importante fabricante de instrumentos musicales en Łódź, Polonia. Cender creó piezas de clase mundial para los músicos eminentes de la época, además de ser músico y profesor de música por derecho propio. En 1939, David se casó con Ruta Zylbersztajn y poco después nació su hija Bluma. Antes de 1939, el 34% de los 665.000 habitantes de Łódź eran judíos y la ciudad era un próspero centro de aprendizaje judío. En la primavera de 1940, David Cender y su familia fueron expulsados ​​de su hogar y trasladados al gueto, dejando atrás muchas posesiones valiosas, incluida su colección de obras de arte e instrumentos musicales. Mientras David sobrevivió a la guerra, su esposa, hija y otros familiares fueron asesinados en Auschwitz. Chagall recompró la obra en 1966 y permaneció en su colección personal por el resto de su vida. 

Evidentemente, el apego que sentía el pintor por su cuadro no era casual. El rostro del hombre barbudo que aparece en el lienzo, pintado con tonos verdes y azulados y con los ojos contornados de rosa, es ni más ni menos que su padre. 

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