jueves, 14 de agosto de 2025

POESÍA: CINE


Las críticas hablaban 

de películas extrañas

con la solemnidad 

y el embeleso

de un orador del siglo XVII

glosando a San Jerónimo

en elíptica prosa gongorina.


Decían cosas como

que el director reflejaba 

un no-lugar

donde todo acontece 

y los afectos

se (re)piensan 

en cada fotograma.

Al parecer no era

–como yo en mi candor 

hubiera dicho–

ni tortura ni olímpico coñazo.


Su ritmo es una crítica 

implacable -continuaban-

al ethos liberal 

de la eficiencia

que nos quiere cansados 

y alienados.


Yo siempre me he negado

a tener una papila 

gustativa acorde

a tantos filosóficos manjares.

Al final, harto

de conversaciones 

imposibles

con que nos martiriza

la postmodernidad 

desfalleciente,

respondía y respondo, 

lacónico y seguro:


La verdad…

Yo es que tengo clarísimo

que soy más de John Ford.

No hay comentarios: