isla mía,
puro surrealismo:
una mezcla sorprendente
de sueño, realidad
e irrefrenable belleza.
Pero ahora,
la realidad impone
su sello oscuro
transformando
el sueño en pesadilla:
Gente, vehículos,
agobio y pobreza,
cemento y asfalto,
destrucción del patrimonio
histórico y natural.
Cuando te pienso
me invade el pesimismo
y al mismo tiempo
me niego a abandonar
la esperanza
de que sigas siendo
un hermoso legado
para las futuras
generaciones.
Esa es ahora, isla,
la esencial contradicción
en la que vivo.
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