¿Acaso sabremos
decir basta a lo que nos atora?
remover los surcos
que alentaron la soberbia
arar de nuevo los campos
para plantar nacientes
semillas que nos conduzcan
a la puerta abierta
¿sabremos reconocer
la lección de ser humildes
y desandar lo andado
por elegir de nuevo
la senda de lo correcto
olvidar la personalidad
que nos dimos orgullosos
y abrazar las faltas
que negamos haber cometido?
No espero compasión
con los causantes del duelo,
las víctimas verterán la sangre
de las heridas a sus copas
hasta embriagarse de dolor
y cortar las amarras.
Y volverán los pobres
a dar limosna a los reyes
y volverán los padres
a agradecer a sus hijos
y volverán los ciegos
a augurar a las sibilas
y volverán los santos
a tentar a los demonios
sabedores de que la luz
no es más que alegría
llevada por el vivir
de la libertad más alta
más allá del miedo
a perder lo que tuvimos
más allá del miedo
a ganar lo que no somos
más allá del miedo
a vivir a salvo en galeras
que navegan por un mar
aún no aparecido
argonautas de un espacio
nunca imaginado
héroes de territorios
aún no descubiertos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario