El fotón desconoce
qué es la luz.
No se lo expliques,
no podrá entender
que hay un sutil
milagro que transmuta
lo oculto en evidente
y que lo ofrenda
como exclusivo
don al ojo humano.
Jamás percibirá
la iridiscencia
que envuelve de colores
su corpúsculo
y baña en catarata
portentosa
este universo
nítido y fulgente.
El fotón desconoce
que es la luz.
Ignora que sin él,
sin su minúscula
energía, sin su movimiento
exiguo e impredecible,
no habría más
que una sola perpetua
noche insomne.
No sabe que él
existe solamente
para unirse a congéneres
idénticos y componer
con ellos el fulgor
que es razón de todo.
El fotón desconoce
qué es la luz
y también desconoce
que es la luz.
No hay nada más terrible
y más hermoso:
ser luz y no saberlo,
e iluminar sin ver.
Como nosotros,
ciegos titilando en la noche.

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