Cómo saber
si es todo tan callado,
cómo adivinar
que más allá de mi mano
hay un espejo
que refleja un sinfín
de rosas mustias,
cómo saber
si es todo tan oscuro,
cómo saber
si es todo tan incierto
y escribo al buen tuntún
como si fuera la primera vez
y amé a ciegas
y no se me ocurre nada
que no sea
un vulgar simulacro
de una vida
que casi no me pertenece,
de un tiempo
que ya no conozco,
de una ilusión anclada
en cada instante,
sin lastre y tan fugaz
a pesar del ancla,
a pesar del plancton,
a pesar de los muertos.
Cómo saber
entre esta estela
de codicias
entre este absurdo
que se empecina
en matarnos cada día
y en dejarnos
sin flores y sin vida.
Cómo saber
si por fin he encontrado
la flor azul de lo imposible.
Cómo saber
que no tiemblo para el mundo,
que no miento para el mundo.
Cómo saber
que he llegado al límite
de mis limitaciones
y ya nada puede afectarme.
Cómo explicar
que todo aquello
ha dejado de importarme,
que nunca debería
haberme importado,
pero no sabía lo que ahora sé:
esa incipiente flor azul
que veía crecer
en el fondo de aquellos ojos
solo fue producto
de una imaginación
absurda y sin sentido.
¿La felicidad fue real?
Ya no me creo nada,
el pasado ya no importa,
hay que mirar al futuro.

No hay comentarios:
Publicar un comentario